martes, 27 de enero de 2009

Un ángel cayó del cielo a mis pies.

Unos ojos llenos de luz se abrieron ante mí, y me miraron por dentro.

Una alegría sin nombre, ni motivo aparente, acarició mi corazón.

Un beso chispeó sobre mis labios.

Y un abrazo te hizo la promesa de cuidarte, quererte... mientras el presente sea presente, mientras la llama siga ardiendo, mientras las florecillas que plantamos nos sigan haciendo flotar unos centímetros sobre el suelo... todos los días.

Gracias.

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No envy no fear - Joshua Radin

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