
Cuando una apatía sin nombre llama a la puerta.
Cuando no sabes muy bien por qué pero sientes como si unas paredes invisibles se cerraran en torno a tí.
Cuando a veces falta el aire, cuando el mundo es raro.
Y tú no te sientes tú sino quién sabe el qué.
Cuando el mundo no gira, hay que darle un empujoncito.
Círculos y círculos, espirales, arriba y abajo, el movimiento es necesario para la vida, así pues, nuevo propósito:
¡energía!
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