martes, 16 de febrero de 2010

De las pequeñas cosas

Un blog es parte de esas pequeñas cosas de la vida (para nosotr@s pequeños frikis curiosos, con ansias de lectura y comunicación). Como cualquier otra de esas pequeñas cosas, el blog y tú, tú y el blog, establecen una relación de amorodio, intensa, larga, oscilante.

El blog se deja querer. Él está ahí, esperándote, mirándote, diciéndote "mira! soy una hoja en blanco, puedes escribir cualquier cosa en mí! y deleitarte con el tic-tic de tu portátil nuevo!". Y sí, hay veces que te sientes llena. Llena de cosas. Cosas abstractas (no, no estamos hablando de sexo ahora mismo). Y escribes y escribes... Y hasta tienes miedo de escribir demasiado, en plan "voy a saturar a mis lectores! pensarán que estoy loca! nadie leerá todas las entradas, ¡es acoso! pero tengo ganas y el otro día...." Y vuelves a escribir.

Esa es la etapa florida del blog, es como un prado verde, como una explanada en primavera, frutada de pequeñas margaritas de colores. La vida es bella, el amor surge, el blog y yo, yo y el blog, somos uno.

Ya las noches de insomnio dejan de ser lo que eran. Esas horas de silenciosa soledad en tu cuarto se convierten en horas de lectura desenfrenada, en el descubrimiento de nuevos mundos, que te descubren vidas, canciones, anécdotas, fotos, actrices nuevas, paranoias varias...

Sin embargo, como todo, un blog también tiene su punto de inflexión. Tal vez sea porque empiezas a tener vida propia fuera de tu casa. Tal vez porque la barrera entre tu vida privada y la del blog se ha hecho demasiado permeable y te agobias. Tal vez porque dicha permeabilidad te coharta, y hay cosas que ya no escribes, para no herir sensibilidades, porque podrías decir grandes burradas con el fin de desahogarte. Tal vez... porque se te ha hecho monótono.

La rutina se establece, hay rencillas.

Y el blog pasa a un segundo, terc... cuarto plano. Una entrada una vez al mes o cosa así... cuando te acuerdas... sin ganas.

Pero, ¡no hay que desesperar! Porque tu blog nació de algo, de un deseo, de una necesidad, de una compulsión a escribir.

Y el día menos pensado, a la hora más extraña posible, le volverás a mirar a los ojos, a esa paginita blanca con el cursor parpadeando y dirás... ¡voy a postear! Y te saldrá del alma. Y volverá la primavera.

Y ese es, amigos míos, el ciclo de la vida.

(porque como dice Desi, "las pequeñas cosas... también son cosas" y porque Luis Piedrahita ha encontrado hoy un lugar en mi corazón xD)

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8 comentarios:

Saltinbanqui dijo...

Ais blog querido, cuanto mas me quieren menos te quiero.
:)

Nosu dijo...

jjajaja. tú también? :D

Luna dijo...

Maravillosamente expresado!!!

Pilistruski dijo...

Jo, me ha encantao el post. Respecto a lo de reprimirse a la hora de escribir...gran verdad, aunque algunos ya nos cortamos desde el principio por anunciar a los cuatro vientos que poseemos un blog. Al final se acaba hablando en clave y el que pasa por ahí piensa que eres chino...
Saludos!!

BlackZack dijo...

Sí es que el amor al propio blog es algo muy bonito.

Y me acabas de hacer feliz: ¡PIEDRAHITAAAA! *0*

Desi dijo...

jajajajaaja, las cosas pequeñas son cosas, está claro... =) ;)

oveja y negra dijo...

Filosofia de blog!Yo escribo una vez al mes!:s

Seishi dijo...

Qué romántico 9_9