miércoles, 23 de enero de 2013

Procrastinación: la enemiga del éxito. (I)






La procrastinación, esa palabra tan complicada que pone en el título, es un término que hace referencia al hábito de aplazar o posponer actividades que tenemos que realizar y, con frecuencia, nos lleva a sustituirlas por otras más fáciles o placenteras. Se resume fácilmente con la típica frase de "ya lo haré mañana".

El resultado, a largo plazo, es un cúmulo de tareas sin acabar, con la sensación de no ser eficaz, culpabilidad, ansiedad y desesperanza. Aún así, es un hábito que si está muy arraigado en la persona cuesta cambiar. Los beneficios a corto plazo de las otras tareas sumado a un autoengaño que lleva a olvidar lo mal que se pasó las veces anteriores, perpetúan el ciclo.

Si creo que lo soy, ¿qué puedo hacer?

Pues bien,el primer paso es un autoexamen. Coger una hoja de papel y, cuando te sientas mal (ansioso, culpable, preocupad@...) escribe sin pensarlo mucho las primeras frases que te vengan a la cabeza. Lo más probable es que te suenen tontas o incluso absurdas a medida que las vas escribiendo, pero de eso se trata. De encontrarlas. Si es así, estás haciendo un buen trabajo. Ya tenemos el origen.

Estas ideas irracionales se pueden ir trabajando para sustituirlas por otras más flexibles, más realistas, menos destructivas para tu autoestima y más prácticas (sirven para conseguir lo que quieres). Escribir alternativas más realistas (y que te suenen naturales) y tratar de recordarlas o releerlas, especialmente cuando notas que vas por el camino equivocado.

A modo de resumen, estas son algunas de las más frecuentes:

  • Verse a uno mismo como "inadecuado". Considerar que el mundo es demasiado complicado y exigente.
  • "Si no sé que lo voy a conseguir con certeza, prefiero no intentarlo".
  • Catastrofismo. Se acumulan las tareas, se sienten ansiosos y creen que es imposible para ellos hacer nada bien.
  • "Yo tendría que ser capaz..." pero como no lo estoy consiguiendo me enfado conmigo. Surgen ideas de condena ("¡soy idiota!") y de intolerancia ("¡no me aguanto!"). Todo un señor autocastigo cuya única consecuencia es hacer daño al autoestima, no propone soluciones, no nos acerca a nuestros objetivos. En definitiva: no sirve para nada (útil). Puede desembocar en un círculo neurótico de enfado-rebelión (soy mi dictador/a y mi rebelde al mismo tiempo, alternándose). 
    • Por ejemplo, primero me autoexijo muchísimo, me machaco emocionalmente y me castigo por no estar a la altura y, acto seguido, decido que eso es demasiado y me dedico a hacer algo relajante completamente distinto. Pero al final no avanzo en mi tarea.

  • "Para verme como una persona buena/válida todos tienen que quererme/apreciarme". Estas personas se convierten en procrastinadoras porque ponen en un segundo plano su propio proyecto vital para empezar a atender a todo tipo de peticiones de ayuda por parte de otros. Los demás se dan cuenta de que siempre les dice que sí y, con el tiempo, acaban haciendo más y más favores a otros. Sin embargo, a la larga esto hace sentir mal a esa persona porque se siente insatisfecha (no hace lo que quiere) y esclavizada (no se siente querida realmente). También es una forma de huir de sus propias metas y el miedo a "no conseguirlo".
  • "Todo o nada", es decir, querer acapararlo todo. Coger todas las tareas y solucionarlas de golpe. Esto es poco realista por eso mismo, porque el tiempo es limitado y las cosas se van elaborando poco a poco, de una en una. Pensar así lleva a la dificultad para priorizar (decidir qué es más importante para resolver las cosas por orden), indecisión, ansiedad y, finalmente, bloqueo. Es decir, toda esa ansiedad para nada. El tiempo se acaba dedicando a lamentarse y no a solucionar.

En resumen, iría más o menos por el camino de lo que ya vimos en las ideas irracionales: no tengo que hacer "méritos" para que me quieran (si me quieren ya está, no se "compra" solo con favores), "mejor que todo o nada... es algo", "si no es fácil hoy, tampoco lo será mañana"... Y, muy importante, "mi valor como persona no depende de los resultados". Es mejor basar tu valor en tu esfuerzo (tiempo, organización y energías invertidas) que en los resultados. Lo primero depende de tí y demuestra tu perseverancia. Lo segundo no está garantizado y depende de demasiadas cosas que no puedes controlar. La vida es una escalera, mejor un paso cada vez.

En la segunda parte, pasaremos a desmontar los mecanismos de defensa y soluciones prácticas y más concretas. Consejos prácticos del día a día para empezar a cambiar cosas :)

Se trata de ser más productivos, de poder terminar los proyectos que nosotros mismos elegimos para recoger sus frutos. Frutos que no hay que olvidar pues son el motivo por el cual nos embarcamos en ello y, de paso, deshacernos de los sentimientos negativos que derivan de la procrastinación y que tanto nos dañan a la larga.

¡Nos vemos!

.
.
.

Nota: es importante distinguir esto de la depresión. Si lo que ocurre es que no tienes ganas de hacer nada, ni energías, ni disfrutas con nada, no sonríes, duermes mal o incluso no tienes ganas de vivir... entonces es mejor consultar y buscar ayuda. A través del propio médico es posible hacer esto. Una vez tratada la depresión el bloqueo para hacer cosas irá desapareciendo, pero lo primero es lo primero.

5 comentarios:

R-menor dijo...

genial!

BlackZack dijo...

Fantástica entrada :D La vi el otro día pero con lo de Urgencias se me fue la olla de leerla. Me encanta, la comparto :D

Marta dijo...

Me alegro mucho :) su fin es poder ser de utilidad. Besos a ambos!

R-menor dijo...

mañanaaaaaaaaaaaaaa!!!! :-D
No sé si te lo hab´çia dicho... serías una buena psiquiatra...tienes vocación! ;-)
Un besito y ya sabes...
¡Fuerza ahí!

Marta dijo...

Gracias J! Pero yo hago el MIR en 2014 :) Espero que saliera genial eso y sobre todo que esa libertad sea bien aprovechada!!