miércoles, 7 de diciembre de 2011

El triángulo de la dependencia


Érase una vez las relaciones que nos hacen sufrir. Esas discusiones que se repiten una y otra vez, esa ansiedad que va y viene de la mano de la relación con esa persona (o con muchas). ¿Por qué me pasa esto siempre a mí? ¿Por qué atraigo a las personas que me hacen daño? Pueden ser algunas de las preguntas que van de la mano de las dinámicas del triángulo de la dependencia.

Es tremenda y terriblemente frecuente. En cualquier contexto: trabajo, amigos, pareja... Quizás lo que más marque a alguien que sufre por sus relaciones con los demás sea su infancia. Porque el origen clásico es la familia o también, la ausencia de ella. La primera infancia nos marca, es inevitable. Es cuando aprendemos la mayoría de nuestros patrones de relación con los demás, las maneras de decir y pedir las cosas, de obtener algo de otros, de conseguir cariño o admiración. Podemos aprender a relacionarnos siguiendo estos patrones viciados y disfuncionales. Pero no es culpa nuestra. Sólo éramos niños indefensos que querían que les quisieran... y sobrevivir.

La relación que se establece entre 2 o más personas se llama dinámica. El triángulo de la dependencia representa el origen de todas las dinámicas disfuncionales. Y todas las personas que se encuentran en sus vértices sufren. Y por lo tanto, hacen algo mal.


Agresor: es la persona que hace daño. Se caracteriza por no ser consciente de que lo hace, por su falta de remordimientos y por caer una y otra vez en el papel de agresor. Un agresor no tiene que ser alguien que agrede físicamente. Puede ser alguien que culpabiliza constantemente. Alguien que no valora a la otra persona y le dice que lo hace todo mal. O alguien que grita. Todos podemos serlo a veces, con personas concretas, aunque es uno de los roles que más cuesta identificar en uno mismo.

Víctima: el agresor y la víctima se necesitan mutuamente. Un agresor no pude serlo sin su víctima y la víctima tiende a encontrar a su agresor, porque le falta autoestima, y cree encontrarla en esa relación de culpa y búsqueda constante de aceptación externa. No sabe defenderse. Su gran error es creer con mucha facilidad que tiene la culpa de todo y permitir al agresor hacerle daño. ¿Por qué? Porque cree que se lo merece.

Salvador: en este triángulo aparece finalmente el salvador. Parece que el salvador no tiene ningún problema ¿verdad? Pues no. El salvador se equivoca mucho también. Y sufre mucho también. No piensa en sí mismo. Tiende a involucrarse en las discusiones "adjudicando papeles" sin darse cuenta: tú eres la víctima porque te defiendo de tu agresor. Carga con un peso que no le corresponde (cada cual ha de llevar el suyo). Le impide a la víctima adquirir su autonomía para defenderse. Porque adquiere lo que cree que es autoestima a través de lo que hace por los demás. Sin darse cuenta de que es egoísta, no les permite crecer. Sin permitirse crecer a sí mismo, porque cree que siempre tiene que dedicarse a resolver los problemas ajenos.


Estas son pinceladas muy básicas sobre el triángulo de la dependencia pero las más importantes. Si cualquiera de ustedes se identifica con esto (sufren con su pareja, familia, amigos, trabajo), es un buen punto de partida para plantearse: ¿quién soy? (y saber que tendemos a movernos de un vértice a otro según la persona con la que estamos y el contexto) Y si sabes quién eres: ¿qué debo cambiar? (¿demasiada culpa?¿arrogancia?¿complejo de superman?). Y así, poco a poco, empezar a deshacer el círculo vicioso.

Fuera del triángulo de la dependencia están las relaciones de igualdad. Que se caracterizan porque: en una relación de igualdad los dos aprenden. Es bidireccional. Nos hacen felices :) Y este debe ser el objetivo que no podemos perder de vista a la hora de trabajar con nosotros mismos.

Las relaciones disfuncionales nos hacen daño, muchísimo daño. Y la base de muchas depresiones y trastornos de ansiedad se puede encontrar aquí.


Los Miércoles Psicología








Míguez - Nombre en el aire


5 comentarios:

Campanilla dijo...

Mar, aunque no lo creas, estas lecciones de psicología me parecen muy útiles.Y como dices, el triángulo de la dependencia es básico... Como el ABC de las relaciones humanas. Seguiré con las clases de los miércoles.Gracias.

Miriam dijo...

Lo complicado es cuando se está dentro del círculo vicioso y no se sabe salir... O cuando conoces a alguien que lleva esa carga y no se deja ayudar... Ahí está el problema.

Un beso!

Marta dijo...

@campanilla: Muchísimas gracias a tí :) Para mí tiene muchísimo valor saber que hay quien le encuentra utilidad porque eso me anima a escribir más cositas sobre todo esto ^^ Me alegro mucho de que te resulte útil. Un beso.

@miriam: es complicado... y no es complicado. Cuando se está dentro del círculo sabes que sufres, lo que no sabes es cómo salir del laberinto. Pero trataré de orientarlo de una forma más práctica en la siguiente entrada para sacar algo en claro :)que algo sí que se puede hacer, esa es la idea. Un beso pa tí tb

ISA dijo...

Si, como dice Campanilla, son muy útiles tus explicaciones porque lo haces de una forma sencilla y fácil de comprender que llega a todos.
Creo recordar que en algún post de hace tiempo te dije que por qué no escogias la especialidad de psiquiatria ¿te acuerdas?. Creo que lo harías muy bien.ç
En el triángulo que pones yo sería "la salvadora" y reconozco sin ningún pudor que puede que sea un poco o un mucho egoista: si no sufren los que me rodean, yo tampoco sufro y eso me hace estar sin un vivir.
No se si has visitado alguna vez mi web, pero en ella he explicado (veladamente) el gran problema que tengo con una de mis hijas que en julio le detectaron un Linfoma de Hodkings y se queria tratar con "medicina alternativa", sin quimio ni nada. Sus tres hermanos, su ex y yo pusimos el grito en el cielo y la pusimos a caldo, antes de convencerla por las buenas.
Yo, como madre organizada que soy, desde un prinicipio me puse a ello: mi hija me la traia a Madrid a mi casa, a su hija le enontré un colegio ¡a finales de agosto y en Madrid! y ella dijo que nasti de plasti, cuando hasta su ex (que vive en Londres) estaba de acuerdo en todo lo que yo decía.
Al final se da la quimio, la niña se la llevado el padre a Londres y ella ha roto prácticamente la relación con toda su familia.
Esto me ha costado ir al psiquiatra, como comprenderás, y si clicas en mi nombr verás los consejos que me dió en su momento, que los aplico a rajatabla y me están haciendo ,mucho bien y evitándome un poco el sufrimiento.
En algún post tuyo de ·los miércoles" te agradecería que pudieras tratar este tema: como una persona enferma puede volverse tan egoista y hacer sufrir tanto a su familia y/o amigos con los que ha tenido siempre una estupenda relación.
La continuación de "Una de psiquiatras" es la siguient:
http://www.sopasyletras.com/inicio/el-azote-de/otra-de-psiquiatras-el-rencor
Besos y gracias.

Marta dijo...

Me lo apunto Isa para la lista de posts por escribir :)

Sí que leí la primera parte, estoy de acuerdo con él. Pero bueno, estas cosas son así, desde dentro se sufre tanto y se entiende tan poco que es difícil saber por donde encontrar la solución. Me alegro mucho de que estés mejor y espero que todo mejore a su vez :) Cuando se rompe el círculo las cosas tienden a eso.

un beso enorme!!