Más de una vez pienso que para ser médico hay que ser especial. Diferente. Y que cada uno de nosotros, sin darse cuenta, tiene un "superpoder" que le hace la profesión médica más fácil, una habilidad que de vez en cuando es especialmente útil y así, se conforma un equipo de superhéroes al más puro estilo de "X-men".
Por ejemplo, el sentido del humor. Pero con estilo, ¿eh? Esas personas que tienen una habilidad especial para hacer un chiste a tiempo, que le quite hierro al asunto y normalice la situación sin cruzar nunca la línea de la "falta de respeto". ¡Y eso no es fácil!
Otros, en cambio, tienen una mente súper ordenada y una paz interior inquietante y, cuando todo el mundo está corriendo, nervioso y flipando en colores, saben perfectamente lo que hay que hacer y no se dejan llevar. Y, con toda la naturalidad del mundo, te sueltan frases del tipo: "tú no te pongas nerviosa, no pasa nada, esto es lo que hay que hacer, pues lo haces a tu ritmo y ya está". El secreto de las situaciones de crisis/prisas/urgencia está, paradójicamente, en la calma.
A mí me dicen que transmito calma. No me doy mucha cuenta, pero si ellos, que son quienes lo sienten, lo dicen, debe ser cierto. Se me dan bien las personas ansiosas, las personas deprimidas y empatizar en general. Hoy me puse súper feliz porque un paciente al que conocí en diciembre y llevaba dos meses sin ver se acordaba de mí :) Y ayer, porque otra paciente a la que había hecho la historia el día anterior, se puso contenta cuando me vio. No hablamos mucho, solo una conversación corta sobre si le dolía más o menos y lo difícil que es dormir en el hospital... porque es el hospital. Y una simple mirada de "ya, es el hospital".
A veces pienso que estar ingresado es como ser un "pez fuera del agua". Todo el mundo hace cosas, muchas cosas. Te hacen muchas preguntas. Murmuran delante de tí. A veces se les va la pinza y sueltan dos o tres frases en lenguaje técnico y, por miedo, no se pregunta. Luego transcurren los días y un alta, que supuestamente iba a ser "pronto" se alarga. Empiezan las dudas. O se acerca la fecha de la cirugía, y empieza el miedo. Demasiado tiempo para pensar.
Creo que tener un poquito clara la situación de incertidumbre del paciente y que, al fin y al cabo, está fuera de su casa en un lugar extraño, es importante. Tener esos dos detalles en mente cambia la visión y la conversación. Un par de detalles de empatía alivian la ansiedad. Y, sobre todo, la sensación de soledad, de frío.
Y eso, que he vuelto a prácticas.
7 comentarios:
¡Yay! ¡Prácticas!
Es cierto que tienes ese superpoder, uno que con mi ansiedad saliendo por los poros yo dudo poder llegar a conseguir, al menos a tiempo completo.
A mí me han dicho que transmito buen humor y confianza, que distraigo del "mal rollo". No sé si será verdad, o si me han mirado con buenos ojos, pero siempre es bueno saber que uno tiene algo que aportar más que su conocimiento ^^
Sea lo que sea, eso siempre ayuda a los pacientes a encontrarse algo más tranquilos en un ambiente tan alienígena como es el hospital. Para nosotros, que aún somos estudiantes, ya se ha convertido en un lugar sumamente neutral, y hay que hacer el esfuerzo de recordar que para los pacientes no lo es :P
Me gusta mucho la entrada :D ¡Y felices prácticas con el sombrerero!
Lo importante es con los años, no caer en la rutina, que eso se ve en la cara.
A veces veo a médicos/as con una cara de hastío tal que me dan ganas de partirles la cara.
Médicos y abogados deberían tener esto muy en cuenta, porque a ellos acuden gente con problemas que no saben o pueden resolver por sí mismos y están desesperados.
@BlackZack: Exacto, es eso. Que para nosotros (y el personal médico más aún) es un lugar neutral, al que vas todos los días, con enfermedades que se repiten mucho. Pero hacer ese miniesfuerzo es súper gratificante, porque entiendes mejor muchas cosas y los propios pacientes te lo agradecen muchísimo más, porque se sienten escuchados. Es un feedback positivo en toda regla :) El sombrerero sique siendo inquietante pero aprendo montón con él xD Thankius!
@Isa: Sí, Isa, de eso se trata. Pero es que lo fácil es caer en eso, al fin y al cabo son cosas que se repiten todos los días aunque cambien los enfermos no cambian las enfermedades. Es un esfuerzo extra, o más bien un cambio de chip, que merece mucho la pena. Eso sí, quiero que quede claro que la empatía y el respeto son fundamentales por ambos bandos, no sólo para los médicos.
Leí superpoderes y vine volando. Ojalá todo el mundo tuviera esas cualidades.
Totalmente de acuerdo contigo Mar. No suscribiría una sola palabra a lo que has dicho.
Ojalá todo el mundo tuviera esos superpoderes para saber reconocer y tratar al paciente como se merece, tal y como has explicado al final del post.
A mi me dicen mucho que soy optimista. Quizás eso ayude a la hora de enfrentarte a las cosas. Desde siempre me han visto con la sonrisa en la cara, aunque hay veces que no se puede mantener.
Puede que de confianza, y es que algún paciente ha sabido llorar en mi hombro, y me ha mirado a los ojos.
Eso lo iremos descubriendo, mientras, al más puro X-men, vamos practicando nuestro poderes en el día a día.
Un beso! Gran post :=)
*cambiaría
Que suscribir, suscribiría todas :P
@Sergio: :)
@MDoc: El optimismo es tremendamente útil, of course! Porque, igual que la ansiedad, el optimismo también se pega y transmite tranquilidad :) a veces es como agua en el desierto, si el ambiente encima es frío. ¡Un besito grande!
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