viernes, 20 de abril de 2012

No es una cuestión de prestigio

Se pasan las horas de prácticas, de primeras veces (una intramuscular, suturar, sala de extracciones, otoscopias, tensiones...), de horas de estudio, de "organización de la orla" intercalada entre las clases/estudio/prácticas, de becaria además de todo lo anterior, de cañas inevitables cada fin de semana para resetear y ponernos al día...

Últimamente tengo la sensación de que nunca había estado tan atareada en toda la carrera y, con sus más y sus menos, todo va pasando y, de repente, no queda casi nada para acabar el curso y parece que lo peor ya pasó. Ahora "sólo" queda prepararnos para el salto del último gran atracón de estudiar que nos de la llave a la plaza deseada.

Y, con todo esto, parece imposible no pensar en cómo han pasado, volando, estos seis años. Cómo empezamos en 1º sin tener ni idea de la que se nos venía encima, super ilusionados, las primeras conversaciones, la sensación de empezar a pertenecer a "algo grande", la profesión médica.

El gran momento, inolvidable para todos, que esperábamos con una mezcla de nervios e ilusión: el primer cadáver, la primera práctica de anatomía. Creo que lo veíamos como una "prueba de fuego" ("si no aguanto, dejo la carrera").

Las tardes de laboratorio con bioquímica o con los microscopios, alejados aún de la medicina para empezar a intuir que eso era mucho más complejo de lo que pensábamos. Así que no quedaba otra que empezar por abstractas fórmulas de física y química, entendiendo que estamos hechos de moléculas y como, al microscopio, estas se relacionaban entre sí formando una compleja red de reacciones y una arquitectura celular que permitiera que se produjeran en un determinado orden. No nos quedó otro remedio que admitir que la naturaleza es sabia y tan sumamente enrevesada que, con todo lo que sabemos, (que es un montón) sólo estamos viendo aún la punta del iceberg y que la medicina que aprendemos ahora, no será la misma dentro de 20 años.

Pasaron un par de años de quejarnos por no ver "medicina de verdad". Sin embargo, quizá descubrimos mucha más "medicina de verdad" de la que éramos conscientes al pasar esas largas horas, tardes y noches estudiando. Porque habíamos descubierto que ya no era tan fácil y que, ¡oh dios! podíamos suspender tras años de sobresalientes sin esfuerzo. Y porque, si no eres capaz de meterte 500 folios en la cabeza cada cierto tiempo, mejor será dedicarse a otra cosa ("un médico nunca deja de estudiar").

En pleno apogeo de nuestra adicción al café llegamos a 3º, un curso que a todos nos hacía especial ilusión, porque empezaríamos a estudiar enfermedades (después de mucha base), nos compraríamos nuestro primer fonendo (momento feliz, eligiendo modelo y color, usándolo con nosotros mismos, toda nuestra familia y quien se prestara...) y, más importante aún, pisaríamos el hospital. Con nuestra batita, nuestra cara de estudiantes de instituto y sin tener mucha idea de cómo funcionaba nada, pero con muchísima ilusión, absorbiendo como esponjas.

Luego 4º fue un curso que, si bien se supone que ya estábamos curtidos, fue bastante difícil. Nos apretaron más las tuercas, se multiplicaron las horas de estudio y, con ellas, se aceleró el tiempo. Desde 4º hasta 6º, para mí, el tiempo ha corrido a una velocidad mucho mayor. Prácticas por la mañana, clases y estudiar el resto del tiempo. Yo lo veo así: "un día entramos en la biblioteca y, al salir, estábamos en 6º".

Y aquí estamos, que no nos atrevemos mucho a creernos que "esto se acaba" y que, dentro de no tanto, un día habrá un paciente al otro lado del escritorio mirándonos expectante y preguntando, con la voz y la mirada, "¿qué me pasa?".

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"Nunca he ejercido por dinero; me habría sido imposible. Pero visitar a la gente a todas horas y en todas circunstancias, afrontar las condiciones íntimas de su vida, cuando nacían, cuando agonizaban, verlos morir y verlos restablecerse, siempre me ha absorbido".

William Carlos Williams,
doctor en medicina,
Autobiography

7 comentarios:

ISA dijo...

Te tengo una envidia cochina que no veas. Me has hecho recordar mis tiempos universitarios y mis sentimientos que, más o menos eran igual que los tuyos. Y he sentido nostalgia porque entonces tenía toda la vida por delante y multitud de proyectos y cosas que quería hacer que unos salieron y otros no, por que la vida es una cosa y lo que tu quieres otra.
La medicina era una de mis carreras preferidas, aunque luego opté por las letras, por todo lo que puedes hacer por los demás, la gente que conoces y todo eso enriquece mucho a la persona.
Te deseo que pases en este último año disfrutando de eso: del último año de universidad, que no de estudiar, que esto último no se acaba nunca y menos en una carrera como la tuya.
¿Ya sabes la especialidad que vas a escoger?
Bss

Anónimo dijo...

Bueno, enfrentarse a una nueva etapa y seguro que muy deseada, los recuerdos no se borran, así que disfruta cada momento, :)

MDoc dijo...

Gran post. Un resumen corto, pero conciso. Creo que no habría que decir nada más. Eso sí, si dices que se te ha pasado volando 4º-6º, yo que no me he enterado de 1º-4º igual a lo que me levante mañana estamos ya preparando el MIR! jaja.
No, fuera bromas, esto se pasa volando y a lo que nos queramos enterar tenemos ahí al paciente, como tú dices. Tanto quejarse con las bases y ay...ya ha llegado la realidad.

Me ha gustado mucho la cita!

Un beso y mucho ánimo Dra! ;)

Miriam dijo...

Bonita entrada ^^ Me siento muy identificada. Y es que... da un poquito de vértigo mirar hacia adelante y ver que ya estamos "fuera" como médicos...

¡Un beso!

Marta dijo...

@Isa: eso es cambiante... pero sí, tengo una minilista mental hecha :)

@Farera: sí, tienes razón ^^

@MDoc: ¡recuerrrda mis palabras, pequeño saltamontes! xD De verdad que se me ha pasado volando. Pero es la carrera que quería así que :)

Un beso, ¡igualmente Dr.!

@Miriam: Sí... aparte que la mitad de las veces no me lo creo aún. Todo un cambio, aunque con ilusión, eso siempre! :D

Mommyblue dijo...

Sólo se me escapó un enorme suspiro...me recordé incordiando a Dios y todo el mundo con mi flamante fonendo caro...y encontrándome todos los ruidos, todos los bultos, todos los dolores "raros" imaginables, las dispepsias.

Verás lo increible que se siente cuando te caiga la ficha de que ya no eres "el chaval" , el estudiante...que eres "el Doctor" y que algui9en frente a tí está poniendo todo lo que tiene, en tus manos.

Lo sentirás entonces, o un poquito después. Es un momento inmenso, inolvidable.
Tambien, cómo no, sentirás miedo.
Miedo de no saber (tranqui, sabes más de lo que crees) Miedo de no poder, de equivocarte.

Pero en ése momento y quien sabe porqué circunstancia, tú eres lo mejor que ésa persona tiene de su lado.
Nadie lo haría con más dedicacion, más cariño y mas ganas que tú.
No lo olvides.
Siéntelo con cada paciente, más aún los que te saquen de quicio, cada día.

Habrá altibajos (somos seres humanos) y desilusiones, dudas, agotamientos, ingratitudes y exigencias desmedidas.
Son las cosas del crecer.
Un abrazo.

Marta dijo...

@Mommyblue: muchas gracias por tu visión y tus consejos :)