miércoles, 4 de marzo de 2015

La depresión

Con frecuencia, en el lenguaje cotidiano, se confunde el estado de ánimo bajo, un mal día, algo de tristeza, con depresión. Es común escuchar la expresión "estoy con la depre" sin tratarse necesariamente de una depresión diagnosticada. Tenemos una idea generalizada que se relaciona más con la tristeza que con los síntomas de una depresión.

Así que, ¿de qué se trata realmente?

Para empezar, es algo que debe diagnosticar un médico (el propio médico de familia puede orientar el caso y, si es necesario, derivarlo) o psiquiatra. Si sospechas que tú o alguien a quien conoces la padece, busca ayuda. Una depresión puede variar en gravedad pero no es algo que una persona debería manejar sola. De hecho, dentro de la propia depresión es fácil tender a autoaislarse de los demás, aunque esto sólo implique llevar una máscara delante de ellos y no pedirles ayuda ni hablar de cómo nos sentimos, lo cual puede resultar catártico (que nos desahoga y hace sentir mejor, menos solos). Es muy importante destacar que el autoaislamiento puede empeorar la depresión rápidamente.

Según el DSM-V (manual americano de trastornos mentales), estos serían los criterios diagnósticos de la depresión:

Criterios para el episodio depresivo mayor
A. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser 1 estado de ánimo depresivo o 2 pérdida de interés o de la capacidad para el placer.
Nota: No se incluyen los síntomas que son claramente debidos a enfermedad médica o las ideas delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.
1. estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej., llanto). En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable
2. disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás)
3. pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables
4. insomnio o hipersomnia casi cada día
5. agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido)
6. fatiga o pérdida de energía casi cada día
7. sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo)
8. disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena)
9. pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse
B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto.
C. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o una enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo).
E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. ej., después de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicótícos o enlentecimiento psicomotor.


Por lo tanto, se trata de una enfermedad que, como tal, ha de ser tratada. Tiene unos síntomas bien definidos, aunque el profesional de la salud es quien está más capacitado para analizarlos y diferenciar sus posibles causas antes de dar un diagnóstico. Es importante destacar, también, que a veces son los demás los que se dan cuenta de lo que nos pasa antes que nosotros mismos. 

Ahora bien, ¿qué se puede hacer, ante una depresión?

Lo ideal es una combinación de antidepresivos (que suelen tardar en torno a 3 semanas en hacer efecto) con psicología (la terapia cognitivo conductual se ha mostrado efectiva para ello). Tanto uno como otro alivian la depresión, combinados suman sus efectos positivos. También hay que tener en cuenta la gravedad de la depresión, si esta es leve puede no ser necesario recurrir a ambos tratamientos.

Aparte de eso, que corresponderá al profesional decidir, hay otros pilares importantes a la hora de superar una depresión:

  • Ejercicio físico. Ponte pequeñas metas, si sientes que no tienes energía. Empezar a activarse es clave. Puedes ponerte de acuerdo con alguien para salir a caminar al menos 10 min al día. Mejor aún si es a la luz del día.

  • Apoyo. A veces olvidamos la importancia de nuestra red social. Compartir lo que sientes, a pesar de que pueda ser lo último que quieres hacer, te ayuda, no sólo a desahogarte y ver tus problemas con mayor objetividad sino, además, a fortalecer tu vínculo con otras personas. Al mostrarnos vulnerables a los otros, ellos empatizan con nuestro estado y puede darles pie, incluso, a compartir cómo se sienten ellos mismos. En cualquier caso, no infravalores el apoyo que los demás pueden darte (ni sus ganas de hacerlo). Es fácil olvidar cuánto nos quieren.
    • Si no tienes amistades piensa en hacer algo que te ayude a conocer gente. Unirte a una asociación, sacar a tu perro y conocer a otros dueños, ir al gimnasio...
  • Otras actividades. Establece pequeños objetivos cotidianos, hazte una lista si es necesario. Puedes leer, estudiar un idioma o algo que te interese, pintar, tocar música o cantar...
  • Resuelve tareas que tengas pendientes
  • Sé más asertivo/a (aunque esto puede ser más fácil de aprender con ayuda de un psicólogo). 
  • Lleva un diario de tus pensamientos negativos y cuestiónalos.
  • Positiviza tus  pensamientos (de nuevo más sencillo con ayuda psicológica, sumado al resto de factores),
  • Evita hablar exclusivamente de la depresión / pensamientos negativos. Si bien desahogarse es importante, hablar de temas más ligeros ayuda a "desconectar" y salir del círculo vicioso mental.


Y, sobre todo, cuídate, no te dejes ir, busca ayuda. Es fácil no acudir al médico por vergüenza, porque pensamos "esto no me puede pasar a mí" o "ya se me pasará" o "nadie puede ayudarme realmente". Quizás por querer dar una imagen de fortaleza o por nuestra propia idea de que podemos con todo. Pero la depresión causa mucho sufrimiento y es más frecuente de lo que pensamos. Al pedir ayuda podemos acortar nuestro sufrimiento, salir de esa inercia y recuperar esa vida con alegrías que, dentro de una depresión, parece inalcanzable.

Salud, y ¡sean felices!


Vídeo explicativo de la OMS (Organización Mundial de la Salud)



Algunos enlaces de interés:

El ejercicio produce cambios musculares que nos protegen de la depresión
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¿Tiene usted depresión?
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Depresión vs demencia: ¿Cómo distinguir si tiene depresión o es algo más?
Consejos básicos para mejorar la depresión.
Antidepresivos y las disfunciones sexuales

5 comentarios:

Dinarama dijo...

Un post buenísimo. Hay mucha gente que no llega a entender lo que es la depresión.
Yo soy una persona que ha estado en terapia varias veces a lo largo de mi vida y con tratamiento y la verdad es que hoy en día se utiliza muy rápido el término "depresión" para cosas que no lo son...
En fin, un saludo.

Marta dijo...

Es cierto que hay aún mucha ignorancia respecto a lo que significa realmente una depresión. He tratado de aclararlo lo mejor posible. Sirve tanto para comprender a quienes la padecen como para identificarla o al menos sospecharla ya sea en nosotros o en los demás y, a partir de ahí, buscar ayuda.

Me alegro mucho de que te haya gustado :) ¡Bienvenida por aqui!

Anónimo dijo...

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